Tras la derrota 2-0 ante el Real Madrid, los jugadores del Sevilla abandonaron el Santiago Bernabéu con una profunda frustración. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, el entrenador Matías Almeyda se centró en su expulsión al final del primer tiempo, un incidente que dejó huella en su equipo. “Algún día habrá que preguntar a los árbitros. Pedí una falta y cuando me mostraron la tarjeta amarilla, pregunté el motivo, solo para que me dijeran que estaba expulsado. Esa arrogancia es triste”, expresó Almeyda, visiblemente molesto por la decisión arbitral.
El técnico argentino no escatimó en críticas hacia el arbitraje. “Este hombre dijo que estaba cansado de que hablara de respeto. Me gustaría que escucharan las grabaciones de audio, porque si no, es fácil expulsar a la gente. Siempre hay testigos; he aprendido eso en la vida. No voy a hacer declaraciones, lo guardo en mi conciencia. Duermo tranquilo”, añadió Almeyda, dejando claro que no se considera un “payaso” en el campo de juego. “Tengo una historia en el fútbol y lo que ocurrió hoy es ridículo. Me da vergüenza tener que decirlo”, subrayó.
La controversia del arbitraje
Almeyda continuó su discurso sobre el arbitraje durante el partido, señalando que su equipo ha sido el más sancionado con tarjetas amarillas esta temporada. “Los hombres dialogan. Quien se queda callado es un traidor y yo no soy un traidor. Cuando la falta de humildad de un árbitro impide un diálogo cordial, convertimos el deporte en autoritarismo”, afirmó con firmeza. Su mensaje fue claro: la comunicación y el respeto son fundamentales en el deporte.
Un llamado a la acción
El entrenador sevillista hizo un llamado a los periodistas presentes para investigar la situación del arbitraje. “Por favor, pidan las grabaciones de audio. En algún momento tendrán que suspender a un árbitro”, insistió Almeyda, quien se mostró sorprendido por decisiones polémicas como dos penaltis señalados en menos de dos minutos. “Nunca había visto algo así; el arbitraje fue muy malo”, concluyó.
Con esta derrota, el Sevilla se enfrenta a un futuro incierto en la temporada 2024-2025, mientras que el Real Madrid continúa consolidándose como uno de los equipos más fuertes del campeonato. La tensión entre los entrenadores y los árbitros parece ser un tema recurrente en esta temporada, lo que plantea la pregunta: ¿podrán las autoridades del fútbol abordar estas preocupaciones antes de que afecten aún más a los equipos?


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