Julio Baptista recuerda con gran emoción su etapa en la Roma, donde dejó una huella imborrable. El brasileño, famoso por su icónico gol de cabeza en un derbi contra la Lazio, siente que su legado a veces se eclipsa por los errores. Desde Madrid, donde se encuentra formándose como entrenador, lamenta que la memoria colectiva del club romano no siempre reconozca sus momentos de brillantez.
Su llegada a la capital italiana coincidió con un momento trágico: la muerte del presidente Franco Sensi. “Llevé su ataúd junto a Totti. Le vi llorar y comprendí lo que significaba ese club para su gente. Nunca había visto algo igual”, confesó Baptista en una reciente entrevista con *La Gazzetta dello Sport*. Este vínculo emocional con el club y su afición ha marcado profundamente su carrera.
Un legado en el corazón de Roma
Baptista se unió a la Roma en 2005 y rápidamente se convirtió en un jugador clave, destacándose por su capacidad goleadora y su versatilidad en el campo. Su famoso gol de cabeza bajo la lluvia, asistido por Totti, sigue siendo recordado como uno de los momentos más emocionantes en la historia reciente del derbi romano. Sin embargo, el exjugador también ha enfrentado críticas y recuerdos amargos que parecen superar sus hazañas memorables.
Desafíos como entrenador
A medida que se prepara para dar el salto al banquillo, Baptista ha levantado una voz crítica sobre la falta de oportunidades para entrenadores negros en el fútbol europeo. “Me gustaría ser entrenador, pero no hay muchos negros haciéndolo”, afirmó con sinceridad. Esta declaración resuena profundamente en un deporte que aún lucha por la diversidad y la inclusión en sus niveles más altos.
El exfutbolista también reflexionó sobre cómo las experiencias vividas en Roma han influido en su perspectiva sobre el fútbol y la gestión de equipos. “El fútbol es más que solo un juego; es una cultura, una comunidad”, subrayó. Su deseo de contribuir positivamente al deporte lo impulsa a buscar maneras de abrir puertas para futuras generaciones de entrenadores.
Con una carrera marcada por momentos de gloria y desafíos significativos, Baptista sigue siendo una figura influyente tanto dentro como fuera del campo. Su historia es un recordatorio de que el legado de un jugador va más allá de los goles anotados; se trata también de las oportunidades que se crean para otros.
¿Logrará Baptista cambiar la narrativa y abrir nuevas puertas para entrenadores negros en el fútbol? Solo el tiempo lo dirá, pero su compromiso con el cambio es innegable.


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