El Real Madrid sufrió una dolorosa derrota en casa ante el Celta de Vigo, lo que ha dejado al equipo sumido en una profunda crisis. A pesar de haber cosechado un triunfo convincente en San Mamés, la actuación del equipo en el Santiago Bernabéu fue un claro reflejo de los problemas que acechan al vestuario. Los merengues, que habían mostrado una sólida defensa y un ataque coordinado en su visita a Bilbao, se desmoronaron ante los gallegos, evidenciando una falta de intensidad y cohesión alarmante.
La ausencia de jugadores clave como Eduardo Camavinga, Trent Alexander-Arnold y Antonio Rüdiger podría ser considerada una justificación para este cambio drástico en el rendimiento, pero no es suficiente para explicar la debacle sufrida ante el Celta. La realidad es que, incluso sin estos futbolistas, el Madrid debería haber mantenido un nivel más alto, especialmente tras haber ganado todos sus partidos anteriores en casa. La presión sobre el equipo era palpable, y la vuelta al Bernabéu después de seis partidos consecutivos fuera debería haber sido un factor motivador.
Actitud y Táctica: Un Desajuste Inexplicable
El Celta, dirigido por Claudio Giráldez, llegó al Bernabéu con un plan bien definido. En su conferencia de prensa previa al partido, Giráldez enfatizó la necesidad de ser «muy agresivos en bloque alto» y de «defender bien en bloque bajo». Sus jugadores ejecutaron su estrategia a la perfección, mientras que los del Madrid parecían desorientados y apáticos. Este contraste en la intensidad fue sorprendente y dejó a muchos preguntándose cómo un equipo con tanta calidad podía mostrar tal falta de compromiso en un lapso tan corto.
Xabi Alonso y la Repetición de Errores
La situación se complica aún más cuando se considera que Xabi Alonso parece estar enfrentando desafíos similares a los que vivió Carlo Ancelotti. Desde su llegada, Alonso había prometido romper con ciertos estatus establecidos dentro del vestuario, pero ahora parece haber dado marcha atrás para buscar la armonía entre los jugadores. Sin embargo, esta conciliación no ha sido recíproca; los futbolistas no han correspondido a la confianza depositada en ellos por el entrenador. Si los resultados no mejoran pronto, Alonso podría convertirse en el chivo expiatorio de esta crisis.
La pregunta que queda es: ¿podrá el Real Madrid recuperar su esencia competitiva antes de que sea demasiado tarde? Con la temporada aún joven, cada partido cuenta y las próximas semanas serán cruciales para determinar si este tropiezo es solo un mal momento o el inicio de una serie de problemas más profundos.
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