El Real Madrid ha logrado un resurgimiento impresionante tras una racha de resultados decepcionantes, al vencer al Athletic Club por 0-3 en San Mamés. Este triunfo no solo marca un cambio en la dinámica del equipo, sino que también refleja una mejora notable en la cohesión del vestuario bajo la dirección de Xabi Alonso.
Desde el inicio de la temporada, el conjunto merengue ha mostrado un juego lleno de altibajos. A pesar de un arranque casi perfecto en La Liga y la Champions League hasta finales de octubre, donde solo cayeron ante el Atlético de Madrid (5-2), la situación se tornó complicada rápidamente. La victoria en el Clásico (2-1) había elevado las esperanzas, dejando al Madrid como líder con cinco puntos sobre el Barcelona. Sin embargo, la euforia se desvaneció tras una serie de empates frustrantes contra rivales considerados accesibles como Rayo Vallecano, Elche y Girona, lo que llevó a una crisis de resultados que hizo tambalear la confianza del equipo.
Un cambio táctico necesario
Xabi Alonso enfrentó críticas por la falta de seguimiento de sus estrategias por parte de los jugadores. Consciente de la tensión creciente en el vestuario, el entrenador decidió ajustar su enfoque. Redujo las sesiones de análisis de video y fomentó una comunicación más abierta con sus futbolistas. Esta decisión fue clave para revertir la situación y se tradujo en una actuación sobresaliente contra el Athletic Club, donde el Madrid mostró su mejor cara de la temporada.
La unión del vestuario y el liderazgo de Mbappé
Fede Valverde, uno de los capitanes del equipo, destacó el renovado espíritu colectivo que caracteriza a la plantilla. “Estamos todos en el mismo barco”, afirmó Kylian Mbappé después del partido, reforzando su papel como líder dentro del vestuario. Su doblete contra los leones vascos no solo fue crucial para la victoria, sino que también sirvió para cimentar un mensaje claro: los jugadores están comprometidos tanto en defensa como en ataque, evidenciando un esfuerzo conjunto que había faltado en partidos anteriores.
Este triunfo en San Mamés no solo restablece la confianza del equipo, sino que también plantea interrogantes sobre su capacidad para mantener este nuevo impulso. ¿Podrán los merengues seguir esta línea ascendente? Con un calendario exigente por delante, la respuesta será crucial para sus aspiraciones tanto en La Liga como en Europa.


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