Con un sólido 0-3 en San Mamés, el Real Madrid ha puesto fin a una racha de tres partidos sin ganar en La Liga, cerrando su serie de seis encuentros fuera de casa con una nota positiva. Este triunfo no solo permite a los merengues acercarse a un punto del Barcelona en la clasificación, sino que también podría ser un punto de inflexión en su temporada.
La reciente caída en Girona había resaltado que los hombres de Xabi Alonso no habían logrado liderar el marcador en sus últimos tres encuentros ligueros. Por lo tanto, era crucial que comenzaran el partido contra el Athletic Club con la intensidad necesaria. Desde el pitido inicial en tierras vascas, la actitud del equipo contrastó notablemente con la de sus anteriores partidos. Los once jugadores del Real Madrid demostraron una determinación que no se veía desde su enfrentamiento contra el Valencia en el Bernabéu.
Un cambio de mentalidad palpable
Tras el encuentro, Fede Valverde reconoció que el equipo era consciente de su falta de concentración en los inicios de los partidos y se propuso cambiar esa dinámica: «Desde hace varios partidos, nos costaba concentrarnos desde el principio y encajábamos goles muy pronto. Hoy, fuimos claros en el vestuario: había que intentar cambiar eso, presionar y marcar primero para estar tranquilos.» Este cambio de actitud se reflejó en el campo, donde los jugadores mostraron gran disponibilidad para ofrecer opciones al portador del balón, permitiéndole jugar con rapidez.
Además, Vinícius Júnior y Kylian Mbappé no estuvieron solos en las fases ofensivas; contaron con el apoyo constante de los laterales y algunos mediocampistas. La alineación táctica diseñada por Xabi Alonso fue fundamental para este éxito. El técnico alineó a Bellingham, Valverde, Camavinga y Tchouaméni juntos en el centro del campo por primera vez desde la primera jornada de La Liga 2023-24, lo que aportó densidad al medio campo y mejoró la contención frente a los ataques del Athletic.
Gestión del juego y efectividad
Jude Bellingham brilló en su rol como enlace entre el medio campo y la delantera, cumpliendo con sus responsabilidades defensivas mientras facilitaba la transición hacia el ataque. En Bilbao, el Real Madrid mostró una gestión de los momentos del partido que no se había visto durante un tiempo. La figura de Kylian Mbappé fue clave, mostrando una efectividad notable junto a un Thibaut Courtois excepcional bajo los palos.
El segundo gol es un claro ejemplo de cómo el equipo puede prosperar incluso ante una defensa numerosa; ocho jugadores del Athletic estaban presentes en su área cuando se produjo la anotación. Esto demuestra que cuando se está presente en el área rival, es más fácil marcar durante las fases de posesión. La actitud exhibida en San Mamés debe ser la norma y no un episodio aislado si este Real Madrid aspira a conquistar títulos importantes esta temporada.
Con este triunfo, las esperanzas renacen entre los aficionados merengues. ¿Podrán mantener esta intensidad en sus próximos encuentros? Solo el tiempo lo dirá.
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