La Superliga y el Real Madrid han decidido dar un paso decisivo en su enfrentamiento con la UEFA, presentando dos demandas que suman un total asombroso de 4,5 mil millones de euros. Esta cifra representa no solo una reclamación económica, sino también un desafío directo a la autoridad del organismo europeo. A través de su presidente, Florentino Pérez, el club blanco se ha alineado con la Superliga para exigir que se respete la decisión de la Corte de Justicia de la Unión Europea (CJUE) y se reconozca oficialmente la creación de esta nueva competición.
En un contexto marcado por la falta de respuestas a las peticiones anteriores, A22, la empresa detrás de la Superliga, había solicitado previamente a la UEFA el reconocimiento de la Liga Unify. Esta solicitud se realizó en 2024, pero no recibió respuesta, lo que llevó a las partes a intensificar sus acciones legales. La carta enviada a Aleksander Ceferin incluye una exigencia clara: que la UEFA acepte formalmente su propuesta y que se haga antes de ocho semanas tras su recepción.
Un conflicto en escalada
La tensión ha ido en aumento entre las partes involucradas. A22 ha acusado a la UEFA de dilatar las negociaciones con el objetivo de obstaculizar el lanzamiento de la Superliga. En respuesta a esta situación, el Real Madrid y A22 han solicitado compensaciones por los daños sufridos hasta ahora. Este enfrentamiento no solo tiene implicaciones financieras, sino que también podría cambiar radicalmente el panorama del fútbol europeo.
Cambios significativos en el formato propuesto
La Superliga ha revisado su formato inicial presentado en 2021. La propuesta actual divide la fase de liga en dos grupos de 18 equipos cada uno. El Grupo A incluiría al campeón de la Star League y a los campeones de las seis ligas nacionales más destacadas según el coeficiente UEFA, además de otros once clubes seleccionados por sus méritos. Por otro lado, el Grupo B acogería a los otros 18 equipos.
Un aspecto innovador del nuevo modelo es la inclusión activa de los jugadores en su gobernanza, algo poco común en las competiciones actuales. Esta medida busca garantizar que sus voces sean escuchadas, especialmente respecto a temas críticos como la congestión del calendario, un problema recurrente que aún carece de soluciones efectivas.
La situación es tensa y las repercusiones podrían ser enormes tanto para el Real Madrid como para el futuro del fútbol europeo. ¿Logrará la Superliga establecerse y cambiar las reglas del juego? Solo el tiempo lo dirá.


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