El inicio de Xabi Alonso en el banquillo del Real Madrid se asemeja a la intensa presión que vivió Mikel Arteta en 2020, cuando el Arsenal se hundía y los rumores sobre su posible despido comenzaban a circular. La cobertura mediática de aquel entonces fue implacable. El Guardian tituló «Arteta al borde» mientras el Arsenal se acercaba peligrosamente a la zona de descenso. Sky Sports planteó la pregunta: «¿Cuánto tiempo le queda a Arteta?», y The Athletic cuestionó si el equipo había perdido la fe en su entrenador con un artículo titulado «Arsenal parece perdido y sin dirección bajo Arteta». Los aficionados también fueron implacables; la frase «Confía en el proceso» se convirtió en objeto de burla, y cada mal resultado parecía enterrar aún más el proyecto.
Ahora, Alonso enfrenta una situación similar. A pesar de que el Real Madrid tiene un prestigio y una historia mucho más rica que el Arsenal, su reciente derrota ante el Celta de Vigo ha generado inquietudes sobre si las ideas del nuevo técnico están siendo asimiladas por la plantilla. El equipo ha mostrado una falta de claridad en su juego, con una posesión vacilante y una desconexión evidente al presionar al rival. Los jugadores parecen confundidos respecto a sus roles dentro del sistema, que no está produciendo la cohesión que caracterizaba a los equipos dirigidos por Alonso.
Decisiones difíciles para Alonso
Las decisiones tácticas de Alonso han sido objeto de críticas. Sus alineaciones y su gestión durante los partidos han dejado a muchos perplejos. Algunos opinan que ha perdido el vestuario tras la derrota ante el Atlético de Madrid y su incapacidad para manejar adecuadamente la explosiva reacción de Vinícius Júnior tras ser sustituido. Esta situación recuerda a las críticas iniciales que recibió Jürgen Klopp en Liverpool o Luis Enrique en PSG mientras intentaban reconstruir la cultura de sus respectivos equipos.
El desafío del Real Madrid
El gran reto para Alonso es que el Real Madrid no proporciona el mismo tiempo que otros clubes para implementar cambios. A lo largo de los últimos 15 años, el club ha tenido éxito al ignorar las tendencias futbolísticas y los entrenadores tácticos, priorizando el poder de los jugadores y la libertad de expresión en el campo. Ahora, se espera que Alonso ajuste las riendas, un desafío que probablemente es más complicado de lo que había anticipado. Si los resultados no mejoran pronto, su nombre podría ser recordado junto al de Rafa Benítez o Julen Lopetegui en la memoria colectiva del madridismo.
Con un partido crucial en el horizonte, Alonso tiene una nueva oportunidad para enderezar el rumbo del equipo. ¿Se atreverá a tomar decisiones audaces o será más de lo mismo? La afición espera respuestas inmediatas.
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